Lo que no pudo hacer el Papa Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi o Martin Luther King lo acaba de hacer el abuso y el machismo. ¿KhÁ koZA aVLAZ VaTeRiAh?
Por partes. Resulta que ahora la Izquierda y la Derecha, bandos contrarios en la política, se han unido gracias a que encontraron por fin un punto en común. No, no se trata de la paz mundial, la política económica o el bienestar común (todos sabemos que siempre buscan su bienestar), sino se trata de algo más profundo, más enraizado, algo que siempre han tenido en común, pero a escondiditas.
Sí, se trata del MACHISMO, así con mayúscula para que suene con redoble de tambores. Luego de sonados casos donde el pegalón era un economista de “buena familia” y de derecha, le tocó el turno a la izquierda, aquel bando liderado por lo políticamente correcto hasta que me convenga.
Gracias al machismo, muchos seguidores de ambos bandos partidarios que han tenido oprimido al pueblo por sus peleas de barrio, se abrazaron, se besaron, se demostraron cariño e incluso algunos se declararon amor de siempre, pero que no se atrevían a confesar porque hubiese sido mal visto por el partido.
“Gracias a nuestros pegalones nos hemos identificado, nos hemos reconocido como casi iguales. Es lo que nos faltaba para ser una sola fuerza, un solo sentir. Ahora sí, veremos cómo hacemos para luchar por un Perú más justo y pacificado, para nosotros”, dijo un militante izquierdista mientras comentaba en páginas fachas de derecha.
Al cierre de esta nota un militante de centro/izquierda era denunciado por su pareja por cargos de violencia doméstica. El militante conocido pidió perdón en Facebook y todos los felicitaban, olvidando a la víctima. Seguiremos golpeando.
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