Señora Sincorazón, le escribo porque vivo en una eterna confusión. Soy Pablo, de Miraflores, y desde hace un par de años soy un conocido influencer en las redes sociales, especialmente de Instagram, donde comparto mis opiniones sobre política, fútbol, maquillaje, artes marciales, veganismo, mecánica cuántica y postres. El hecho es que debería ser una persona casi realizada, pero no lo soy.
Mis seguidores siempre me dicen que leen mis posts a primeras horas de la mañana y según eso empiezan sus días. Algunos incluso me dicen que no salen de sus casas si es que non posteo nada en la mañana, con lo cual me halagan porque me siento muy influyente en sus vidas. Y ahí viene el problema.
Resulta que desde que soy un conocido influencer tuve más seguridad en mí mismo y creí que mi vida había cambiado (me refiero a la vida real), pero no, siento que sigo siendo el mismo de siempre: tímido, inseguro, monse, casi un huevón. ¿Por qué? Pues porque en el barrio me siguen lorneando, mi hermano menor me manda a comprar gaseosa y mi perro me ladra al llegar a la casa.
Encima, doctora Sincorazón, los cobradores de combi nunca me hacen caso cuando les digo que bajo en tal paradero y me terminan llevando dos o tres paraderos más allá. Una vez, por ejemplo, quise bajar en Megaplaza pero terminé bajando en Ancón. Ya estoy cansado de seguir así, por eso le escribo para recibir su sabio consejo.
Sin más que decirle, le agradezco de antemano por leerme y por considerarme.
Atentamente: Pablo 4ever X. Búscame en Twitter como @pablex4ever
Consejo:
Querido Pablo la verdad leí solo hasta “influencer” y me dio un ataque de gases. Por mí haz lo que quieras, gente como tú me enferma y me pone de mal humor. Mi consejo, querido, es que evalúes la eutanasia o que te dediques a algo que realmente valga la pena, como barrer las calles, reciclar plástico o ayudar a tu mamá en la casa. No creo que puedas hacer más. ¿Influencer? Estoy segura de que no tienes novia porque esa cara no convence a nadie. Es más, no convencerías ni a una muñeca inflable, perdedor. Ya, no me escribas más, pavazo.
Atentamente: Tu doctora Sincorazón, 4ever.
Comentarios Facebook