Terrible, oremos. Un trabajador de una oficina de Lima, de nombre Aquiles Pido, confesó que el último mes (en realidad todo el año) se la pasó misio y pidiendo prestado para poder llegar a fin de mes, por lo que el juego del “Amigo secreto” en la oficina ha llegado en el peor momento.
Por ello, el señor misio ha confesado a sus pocos amigos (todos ellos misios también) que esta vez esperará recibir primero el regalo del amigo secreto que le tocó y entregará ese mismo regalo a la persona que le tocó regalar. Es más, ni se molestará en cambiar el papel de regalo, ni siquiera la dedicatoria. Ya no hay temor de Dios.
“No tengo plata. Desde hace meses solo almuerzo arroz con kétchup y ceno cáscaras de huevo. Ya varias veces incluso he tenido que caminar decenas de cuadras para llegar a mi trabajo porque no tengo ni para el pasaje. Para colmo, mi novia me ha abandonado, no porque sea una interesada sino porque ella me ha mantenido dos años y es evidente que se cansó. Ayer, además, mi perro se ha ido a vivir con el vecino. ¡Esto es insostenible!”, dijo el oficinista.
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En conversación con Última Noticia, el científico Benito Camelo, un experto en relaciones internas de trabajo y DOTA 2, nos alertó que el caso de Aquiles Pido no es el único, sino que esta realidad se repite en todo el Perú, por lo que es probable que “si Aquiles regala lo que le regalaron, probablemente el regalo termine en las manos del que compró dicho regalo”.
Ante esta emergencia, Benito Camelo recomendó no llevar nada el día del intercambio de regalos o no ir a la celebración para no contribuir con las costumbres que el capitalismo quiere imponer y de paso para no dar vergüenza. Seguiremos regalando.
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