Tragedia. Un grupo de jóvenes canceló repentina e inevitablemente una entrega de regalos porque nadie había llevado una súper cámara para poder tomarse fotos que luego colgarían en sus redes sociales.
La tragedia se incrementó más porque también se habían olvidado sus celulares y sus palitos de selfies. Nadie podía tener una foto para postear en el Facebook o en el Instagram, por lo que decidieron cancelar el evento para mala suerte de los niños.
“Si no hay fotos, no tiene sentido dar regalos. ¿Qué vamos a postear? ¿Quién dará like a un simple post sin foto? ¿Qué les daré a mis detractores si no ven mis fotos en donde demuestro que soy mejor persona? ¿Qué diría mi saliente si no ve mi foto siendo generoso?”, dijo un muchacho mientras subía al auto para irse.
Al cierre de esta nota, los niños, felizmente, recibieron regalos de otro grupo que hizo la entrega de manera discreta, sin hacer gala en las redes sociales, sin aspavientos y sin utilizarlos para aparecer como buenas personas ante sus semejantes. Seguiremos robando la Navidad.
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