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Once medidas urgentes de Alan García si le hubiese tocado enfrentar la pandemia

Con Alan, nosotros, hubiésemos superado la pandemia hace rato. Nosotros, los ciudadanos de primera clase.

 

A un año del sensible fallecimiento del mejor presidente de la galaxia, del incólume y pluscuamperfecto señor de Alfonso Ugarte, padre de búfalos y heredero de Mordor, le rendimos homenaje extrañándolo e invocando con ouija su sabiduría para enfrentar esta peste creada por los comunistas.

Logramos comunicaros con él y nos habló sobre cosas que hubiese hecho para solucionar todo en un dos por tres igual seis:

1. Aislamiento social. Alan García no pensaría dos veces y hubiese decretado una inmediata cuarentena por el bien de los peruanos… o sea los peruanos de primera clase, quienes viven en distritos modernos como La Molina, Miraflores, San Isidro y hasta San Borja. El resto, los de segunda, tercera o cuarta a clase (no importa), tendría que hacer su vida normal pero con algunas disposiciones más drásticas que veremos más adelante.

2. Uso evidente de nuestras reservas. Ante esta emergencia, el maravilloso presidente hubiese hecho uso de nuestras reservas en dólares y lingotes de oro para enfrentar a esta enfermedad. Estaría firmando decretos, resoluciones y oficios para destinar dinero a todos los sectores involucrados en la lucha contra la pandemia, por ejemplo los sectores: minería, pesca, hidrocarburos, transporte, agroindustria y si sobra pues algo para salud. Nuestro visionario presidente, gracias a su poder para ver el futuro, de seguro hubiese usado estas reservas antes de la aparición de ese castigo de Dios. Todo sería pagado en efectivo.

3. Medidas económicas para los más necesitados. Nuestro inconmensurable presidente siempre pensando en todos los peruanos y, sobre todo en él mismo, publicaría un Plan de Emergencia para que la economía del país no sufra alteración alguna porque la economía es la columna vertebral de esta sociedad. Por ello, como primer acto de bondad, pondría al presidente de la Confiep como ministro de Economía. Con ello, el devenir de los peruanos más necesitados, o sea los empresarios, estaría asegurado. Si alcanza tiempo, la Confiep haría alguna chocolatada para sus empleados que viven en los conos.

4. Evitar el hacinamiento. Para evitar el hacinamiento que atenta contra nuestras vidas y la de nuestros seres queridos, el incólume y prosapio presidente hubiese mandado a reactivar el comando Rodrigo Franco para patrullar mercados, bancos, plazas y locales partidarios de la oposición. Si faltara personal, hubiese creado también un comando Agustín Mantilla.

5. Obras de infraestructura. El aislamiento necesita de infraestructura útil y necesaria, y por ello se mandaría a construir un muro gigante en la Javier Prado para evitar el pase de los posibles infectados que provengan de Lince, La Victoria o Ate. Por el sur se pondría otro muro en la avenida Huaylas y por el este no es necesario porque La Molina construye sus propios muros e instala sus propias rejas. Este proyecto de infraestructura generará trabajo para las empresas constructoras y movilizará miles de dólares en Andorra y en la avenida Alfonso Ugarte. Por su puesto, por la emergencia, la Contraloría no podrá generar atrasos con esos inútiles actos de fiscalización para luego inventar cosas para los fiscales. ¡Miserables!

6. Indulto humanitario. Para evitar la muerte de reos dentro de los penales por este virus, el humanitario presidente, con su denodado y comprobado amor al prójimo, hubiese indultado a 5 mil reos acusados por narcotráfico. Con ello hubiese postulado el próximo año al Premio Nobel de la Paz y tal vez también al de Literatura. Para asegurar el premio, hubiese indultado a 5 mil presos más porque no hay que escatimar en actos de bondad. Además hay que reactivar la economía desde el VRAEM, zona responsable de nuestro desarrollo.

7. Creación del Ministerio de Compras. La emergencia necesitará un ente de confianza encargado de las compras de innumerables implementos para implementar la pandemia. Se necesitarían, por ejemplo, casas de playa, casas en París, en Bogotá, en Andorra, Islas Caimán, aviones Mirage, trenes eléctricos, loncheras, pasajes al extranjero, entre otros. Si sobra plata, se compraría una que otra prueba para detectar el COVID-19. El ministro sería Luis Nava, Miguel Atala o alguien recién indultado para que la gente no desconfíe.

8. Reabrir El Frontón. Si bien es cierto que haría falta nuevos hospitales y otros centros de salud para contrarrestar la enfermedad, lo primero es meter presos a todos aquellos ciudadanos de segunda clase para que el virus no llegue a personas que primera clase. Para ello reabriría El Frontón, una cárcel vintage que le trae recuerdos sicodélicos y forma parte de sus grandes éxitos en su Billboard.

9. Gestión de colas. Si bien se podría generar mecanismos para evitar las aglomeraciones, no haría esfuerzo alguno para evitar las colas porque hay placeres en la vida que no deben evitarse y las colas le llenan el alma a nuestro magnánimo presidente, quien tendría leves orgasmos ante una cola de bodega y orgasmos de porcino al ver una cola afuera de un mercado, banco, grifo o de una oficina de AFP. Por su puesto, para no generar desorden, gestionaría las colas contratando unas cien services que a su vez contratarían otras services para contratar trabajadores que ordenen las largas colas.

10. Gestión de personas cuyo corazón ya no late. Sabiendo que el virus es fuerte y sano, y consciente de nuestro precario sistema de salud, nuestro genio presidente y de corazón tan grande como un camión cisterna, construiría una enorme fosa en el Estado Nacional para el destino final de todos nosotros. Esto sería de mucha utilidad porque el estadio está cerca y además probablemente no aguante mucho tiempo porque en su construcción se usó menos cemento del que debería. En fin. Además una fosa en dicho coloso sería más fácil tapar y al final se podría convertir en un gran monumento que estaría coronado con otro Cristo blanco.

11. Aislamiento final. Luego de todas estas necesarias medidas, nuestro galante y gallardo presidente también se sumaría al aislamiento social y se aislaría en alguna isla de Hawai que aún está libre de coronavirus. Por supuesto, lo acompañarían sus allegados más cercanos, su contador, su secretario y su perro para defenderlo de las patrañas que inventan los comunistas y miserables que nunca dejan de existir para inventar mentiras que intentan opacarlo. ¡Imbéciles!

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