Luego de obtener su bachiller, el orgulloso bachiller de Antropología de la universidad San Marcos, Aquiles Remacho, se preparó arduamente para elaborar una tesis de mucha altura, sin embargo jamás imaginó que el jurado no evaluaría la calidad de su trabajo sino su aspecto.
“El señor Remacho sustentó bien su tesis, pero obvió una característica importante del antropólogo peruano: andar ebrio, tener cabello largo, barba y no bañarse hasta que su madre lo agarre a cucharonazos”, dijo uno de los jurados.
Aquiles Remacho, según cuenta el vendedor de pan con pollo de la puerta 3, llegó sobrio y bañadito en su presentación ante el jurado. Por ese motivo, ninguno de los evaluadores le hizo caso porque lo veían como un estudiante lorna de Derecho o Economía.
“Lo hemos desaprobado, pero le hemos dado un mes para que vuelva a dejarse crecer el cabello, se ensucie lo suficiente y venga oliendo a licor y trago, sino por mi madre lo desapruebo otra vez porque no es justo, señor periodista, uno se mata enseñando eso en las aulas y al final no aprenden nada”, dijo el jurado conocido como Benito Camelo.
El bachiller prometió regresar con fuerza, hasta dijo que llegará misio, con una mujer de dudosa reputación en los brazos, moscas siguiéndolo y un perro callejero con caracha, a ver si así pasa los estándares del exigente jurado.
Ampliación, de aquí a un mes.
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