Un nuevo giro de 1567 grados en la escala de Richter. Después de la telenovela turca que se armó con el caso de Paolo Guerrero, solo porque ya no quiere jugar por la César Vallejo después de haber firmado contrato con los Acuña, se tejió otra hipótesis gracias a la imaginación de nuestros “periodistas” deportivos que solo se sientan a conversar sobre lo que no conocen.
Resulta que ahora no es que Paolo Guerrero de repente ya no le dio la gana de jugar por el club con quién firmó el contrato, tampoco se trata de la delincuencia que azota La Libertad y todo el norte peruano, mucho menos se trata de una inmadurez de nuestro excapitán, sino que la verdad sería más oscura.
“Mis fuentes me dicen que este problema ha surgido porque Paolo Guerrero nunca firmó nada, sino fue el mozo del Swissotel, el mismo que puso el té de coca en la taza de Paolín y por eso casi no va al mundial a ver cómo Cueva se perdió el penal”, dijo una de nuestras fuentes que tomaba dióxido de cloro antes de la pandemia del covid19.
“Si bien ahora no tengo pruebas, no tengo dudas y eso es suficiente porque mi intuición nunca me ha fallado, salvo cuando me engañó mi ex con mi mejor amigo, pero ese es otro tema que no tengo por qué contarles porque de lo que aquí estamos hablando es de Paolo Guerrero y no de mi pareja que además de hacerme cachudo se llevó mi tele, mi play y mi ropa que ahora usa su actual pareja”, agregó el experimentado periodista que solo se sienta a decir lo que le viene a mente frente a un micrófono.
En conversación con Última Noticia, César Acuña dijo que no quiere pelear con Paolo pero espera que cumpla con su contrato porque ya mandó a hacer en el jirón Moquegua un monumento de él con Guerrero de 4 metros para colocarlo en la plaza de Trujillo, siempre con temática erótica, como lo hubiesen querido los moches. Seguiremos jugando.
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