Un hecho que desahuevó a medio país ocurrió hace poco en La Victoria. El reconocido restaurante El Tiroteo recibió la visita de uno de los mejores cocineros del país, Gastón Acurio, quien llegó acompañado de sus cámaras y saboreó los principales potajes del local, y cada vez que probaba un plato decía “Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm”, cerrando los ojos.
Lo increíble ocurrió después, cuando se fue el reconocido chef. El restaurante no subió los precios de su comida, como ya lo han hecho miles de restaurantes, peñas, huariques, triciclos y carretillas. Este hecho dejó desconcertados a sus clientes, familiares y la prensa internacional.
“Cuando Gastón entró al restaurante, pensamos que ya nunca más íbamos a poder comer ahí porque ya sabemos lo que sucede cuando el cocinero visita un restaurante: suben los precios, el plato se achica, ponen huachimán para reservarse el derecho de admisión y encima te obligan a dejar propina”, dijo uno de los clientes mientras saboreaba su cartílago de pollo.
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“El Tiroteo no solo no subió de precios, sino que además atiende con mayor amabilidad, lo cual ha hecho que se llene de clientes porque siempre, claro está, han servido una buena comida”, dijo una señora que comía un seco de cordero y disparaba al aire para celebrar.
Quisimos hablar con el dueño del restaurante, pero nos dijeron que estaba comprando sus insumos para mañana porque tenía un pedido de un restaurante de Miraflores que le sale más barato comprarle la comida que cocinar. Por supuesto, el restaurante miraflorino tiene precios por encima del sueldo mínimo. Seguiremos almorzando.
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