Lo que todos sospechábamos. Un joven rojete que no tiene nada que hacer y sale a marchar contra fiscales honestos como Pedro Chávarry o el juez beato César Hinostroza, un 31 de diciembre o Día de la Madre, confesó que se gana la vida saliendo a las calles a corear lo que le dicten George Soros, Vladimir Putin, Salvador Allende y el fantasma del “Che” Guevara.
Según Armando Chongo, el joven portátil que vive en Los Olivos, con la plata que le han pagado por marchar sin dignidad ha logrado alquilar un departamento decente, comprarse ropa en Zara y para todas sus borracheras y drogas comunistas de los fines de semana.
“La verdad, gracias a Soros me estoy dando la gran vida. Incluso he ahorrado, he pagado algunas deudas, he estudiado cosas que no he terminado y, lo último, me he dado cuenta de que podría estudiar un diplomado en la PUCP, y ustedes saben que no es barato estudiar ahí”, dijo el joven pleitista antidesarrollo proaborto.
Según Armando Chongo, dos marchas más y ya le alcanzaría para pagarse un diplomado en la PUCP. “También estaba pensando en que si me salen otras cinco marchitas me alcanzarán para pagar una maestría o para vivir en Francia, en una casa de los Campos Elíseos, ahí por donde vive Alan García”, dijo el joven cochino LGTbita.
Quisimos saber qué debemos hacer para que el tío George Soros también nos pague por marchar, pero nos dijo que no podíamos estar en el negocio porque es es solo para los proterrucos antimineros que no quieren el desarrollo del país, tal como lo aseguran los fujiapristas. Seguiremos pidiendo táper no más.
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