Se encadenaron por la indignación. Un grupo de intelectuales peruanos amantes de las letras y de las buenas costumbres (todos ellos sin trabajo) emitió un pronunciamiento contra el nuevo “Diccionario de la lengua española” de la Real Academia Española (RAE) por incluir términos racistas, misóginos, homofóbicos y hasta groseros.
Ya conocida por su inclusión de palabras de uso cotidiano (en una cabina de internet, en el Balneario de Asia y en el penal de Lurigancho), la RAE no solo incluyó términos latinos postmodernos como WIFI, amigovio o papipchulo, sino también términos usados en nuestro país para menospreciar al prójimo, sobre todo al género femenino: jerma, hembrichi, embrague, trampiña, calentao, mamirriqui, entre otros.
Otras palabras están ligadas a la homofobia, como “rosquete”, término usado por trogloditas para referirse a los homosexuales, pero con desprecio infundado.
Los intelectuales también reclamaron al ente rector de la lengua -cuyo lema es “Limpia, fija y da esplendor”- por incluir términos demasiados ultrapostmodernos como “CTM”, “Aki Pz”, “candy”, “huequing”, “ppkausa”, “socialconfuso”, “tamare”, “primer damo”, y “pulpín”, palabras que por su origen y significado, según los entendidos, no deberían ocupar un sitio en el diccionario.
“Estamos consternados porque la RAE siempre incluye cualquier palabra de moda. A este paso, también incluirá «Oe», «amix»’, «pe», «web-ón», «bravazo» y «csm», términos usados en universidades tipo UIGV, UCV, UPC, UTP, UCH, UPN, USB, USD, UNS, UCY y otras”, expuso René Denegri, mientras subía a su carro tico para taxear.
Consultamos a la RAE para que dé su versión por este escándalo, pero una contestadora automática nos respondió que todo el Consejo estaba de gira por los principales penales de América Latina para recabar más palabras que puedan incluir en el nuevo diccionario, un gran libro que guarda las palabras que alguna vez usaron Cervantes, Góngora, Ricardo Palma, Ricardo Arjona y Tito el Bambino.
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