Se ablandaron. Desde hoy, las clínicas privadas del país, cansadas de que piensen que son insensibles y abusivas, anunciaron que flexibizarán sus formas de pago para los enfermos de COVID-19.
Por ejemplo, el que no cuenta con dinero ya no tendrá que hipotecar su casa para endeudarse de por vida por cuatro generaciones, vender su carro y el carro del vecino, o alquilar a su perro para experimentos químicos, sino, la alternativa será mucho más humana.
“Desde hoy, las familias ya no deben preocuparse demasiado. Ahora podrán pagar con los títulos de propiedad de sus predios, podrán dejar directamente sus autos (si es que tienen) y, por su puesto, podrán donar sus riñones al instante. Para esto hemos adecuado una sala ambulatoria con expertos de Yerbateros que te sacan el riñón o el hígado sin que te des cuenta”, dijo el representante de la Rectoría Internacional de Pacientes (RIP).
Quisimos saber más sobre esta nueva medida consciente, pero el representante de RIP nos dijo que no podían darnos más tiempo de entrevista porque todo cuesta en esta vida. “Si quieres más información, puedes dejar medio pulmón en recepción”, nos dijo mientras se fue a hacer unos cobros. Seguiremos tosiendo.
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