Se entiende. Un empleado público, cuyo nombre mantendremos en reserva porque es un alto funcionario del Estado, confesó que extraña trabajar en la oficina y aún no se acostumbra a trabajar desde casa, al lado de su esposa que jamás amó.
Asimismo dijo que, sobre todas las cosas, extraña dormir en el baño de su oficina, lugar donde gozó de las más memorables siestas que se pueden disfrutar en toda la historia de la procrastinación.
“Ta que causa, una vez me tiré una siesta de 8 horas. No sabes, descansé mejor que nunca. A veces también me tiraba siestas de 5 a 6 horas, pero eso era porque me jodían mucho en el trabajo, sobre todo para ver juicios y esas cosas. Una vaina ser juez”, dijo el anónimo confesor.
“La verdad estaba pensando traerme el wáter de la chamba para ver si por fin puedo dormir, porque aquí con mi familia y mi cama no se puede descansar bien. Sí, creo que la próxima semana mandaré a traer el wáter”, agregó el funcionario.
“Yo creo que solo eso me falta para trabajar. Aunque eso de trabajar también es un decir porque la verdad, causa, me da pereza. Por favor, mantengan mi nombre en reserva porque sino van a decir que por eso no avanzan los expedientes del Poder Judicial”, acotó el experto en siestas.
Más información, en otras páginas.
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