Iba a caer y cayó. Ante las nuevas confesiones de Miguel Atala, quien acaba de asegurar que era el testaferro de Alan García y le lavó más de 1 millón de dólares, medio país se quedó con las ganas de celebrar porque por fin cayó el líder aprista, pero recordaron que ya no está entre nosotros.
Ante esta situación apareció Fernando “Popy” Olivera, quien ya está está recaudando firmas para meter las cenizas de Alan García al penal de Lurigancho.
“Alan siempre eludió a la justicia y no hay que darle gusto. Yo acabo de proponer que metan sus cenizas a prisión para que al menos algo de él pague por todo lo que le hizo al país”, dijo Popy mientras babeaba de placer.
Luego de su pronunciamiento, Popy dijo que por fin podrá retirarse de la política y dedicarse a lo que más le gusta: animar fiestas infantiles y despedidas de solteronas. Seguiremos confesando.
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