
Con regocijo y alegría, los vecinos de Lima amanecieron con un artículo trascendental para el futuro del país en la revista Cosas: «Los mejores partidazos de nuestra capital» y todos los peruanos (limeños) sonrieron con beneplácito por la primicia porque todos sabemos que el Perú es Lima, Lima es la Planicie y la Planicie es la piscina de Roque Benavides.
Sin embargo, un ilustre vecino que podría ser presidente o virrey pero no quiere, se aproximó enojado en su carruaje romano a la redacción de dicho medio periodístico para alzar su voz celestial en forma de protesta. Se trataba del sir de sangre pura, miembro de la casa de Slytherin, Alfredo Barnechea. Su enojo era porque no había sido considerado en la lista de los más codiciados.
“Me siento indignado, me siento ninguneado, me siento expulsado del Edén al no ser incluido en esta lista. Soy un hombre casado, no lo voy a negar, pero la palabra ‘codiciado’ es casi un sinónimo de mi nombre. Los voy a demandar ante la Consejo de Indias”, sostuvo mientras declaraba con la nariz tapada con un pañuelo blanco bañado en oro de 80 kilates y estiraba la otra mano para que fuera besada por los periodistas.
El candidato de lujo que no merecemos (no sabemos si de Acción Popular, el Apra o Solidaridad Nacional) vino acompañado de dos empleados suyos quienes jalaban el carruaje. Barnechea se despidió de la prensa mientras uno de su sempleados lo llevó cargando hasta la puerta de la revista. Seguiremos siendo indignos.
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