Visiblemente indignado y consternado, un taxista limeño elevó su voz de protesta frente a Palacio de Gobierno para pedir a la mismísima Keiko Fujimori que por favor le diga a Dina Balearte que prohíba los taxis por aplicativo como UBER, Cabify o InDrive para que nuevamente pueda realizar carreras como se hacían antes, cuando todo era felicidad y el precio se fijaba después de aplicar una fórmula matemática que solo funcionaba en la cabeza de los taxistas.
Al precio justo, el taxista llamado Aquiles Castro también dijo que, por sobre todas las cosas, quiere que se prohíban los aplicativos de taxis para que por fin vuelva a decir a los pasajeros: “No, no voy”, y arrancar a 200 kilómetros por ahora, a pesar del tráfico, con el riesgo de atropellar a su casi pasajero.
“Yo la verdad no lo hago por el precio, sino extraño ver la cara de indignación a los pasajeros cuando les dices ‘No, voy’. Se molestan y son infelices, e incluso algunos te preguntaban: ‘¿Para qué haces taxis?’. Y yo les respondía: ‘Para llevar al telo a tu vieja’. Y luego arrancaba. Era reconfortante, me ahorraba el sicólogo la verdad. La infelicidad del otro me ayudaba a encontrarme a mí mismo”, dijo el sabio taxista.
“Ahora, con los taxis por aplicativo, la gente ya no quiere subir a mi taxi, así que tuve que descargarme esas tonterías. Pu*a que la gente sube nomás, algunos ni saludan, otros ni te miran, y mucho menos te preguntan si vas. Yo tengo que ir nomás, sino me sancionan las aplicaciones. Por culpa de todo eso me he separado de mi esposa porque a ella empecé a decirle: ‘No, no voy’ cuan do me decía cualquier cosa, sobre todo cuando me decía para visitar a su mamá”, dijo el taxista muy entendiblemente mortificado.
Al cierre de esta nota, se sabe que un ayayero naranja ha tomado nota y ya le hizo llegar el pedido a la misma Keiko para que luego ella pueda hacer llegar la orden a Dina, como hace con casi todas las decisiones. Seguiremos taxeando.
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