
Ya está cansado de que siempre pase lo mismo. Un joven de 40 años nos llamó a nuestro teléfono de emergencias para confesar que ya está harto de su familia le pregunte cuándo llevará a su pareja a las reuniones, cuándo se casará o cuándo tendrá un hijo aunque sea por error. Sobre todo está cansado de que, al no responder claramente las anteriores preguntas, la última interrogante sea: “¿Eres homosexual?”.
Según Benito Camelo, a veces ya no quiere participar en esas reuniones familiares porque siente que lo agarran en mancha para interrogarlo peor que a político involucrado en el caso Odebrecht.
“Primero se me ponen a hablar de sus hijos, luego me mandan indirectas sobre cuándo conocerán a mi afortunada, luego de frente no más me dicen si me casaré y, no conforme con eso, me preguntan si me gusta comer plátano con los ojos cerrados, así sin respeto”, dijo el joven muy angustiado.
“Si fuese gay les diría que los soy, así sin problemas, pero no lo soy. Solo soy el tío ateo y borracho. Sin embargo, la próxima les diré que me hago exámenes de próstata todos los días para que mi tía la conservadora quede en estado de coma o para que mis primas del colegio religioso dejen de presentarme a sus aburridas amigas cucufatas o para que mis primos machotes y futboleros me saquen de sus grupos de WhatsApp donde comparten pura pornografía”, aseguró.
En conversación con la familia, los primos machistas de Benito nos dijeron “es que soltero seguro, maricón seguro pe”, y ya no quisimos hablar más con ellos. Por su parte, las primas y tías nos dijeron que “una persona no estará realizada si es que no forma una familia porque Dios. Más bien, ustedes también seguro que se la comen doblada y subtitulada en 3D”.
Al cierre de esta nota nos estábamos tomando un par de cervezas con Benito y nos preguntó si teníamos primas para presentarlas. Seguiremos coqueteando.
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