Además de las preguntas esenciales que nos hacemos todos los días (por ejemplo: ¿De dónde venimos?, ¿cuál es el sentido de nuestra existencia?, ¿Dios existe?, ¿por qué los extraterrestres no nos visitan?, ¿por qué no tenemos trabajo?, ¿por qué Karina Beteta no está en un laboratorio para ser estudiada?, ¿por qué ella me dejó?), quisimos saber de manera urgente qué casa es mejor al momento de convertir al hombre en un roedor.
Las redes sociales, Google y Tinder, nos dieron las mismas respuestas: “Las mejores para convertir al hombre en rata son Gryffindor y la Casa del Pueblo, el palacio aprista”. Ante ello, quisimos saber quién es el mejor y la respuesta, la verdad, no nos sorprendió tanto.
“No hace falta hacer experimentos. Cualquiera sabe que en Gryffindor hace falta un hechizo para convertir al hombre en rata. Sin embargo, el local aprista solo necesita que la gente pase por Alfonso Ugarte y ya, de repente sentirá que necesita comer queso y pedir un porcentaje de cualquier negocio”, aseguró Albus Dumbledore mientras se resignaba a aceptar que Alan García es mejor que él en este negocio de la conversión.
Quisimos saber la opinión de algún aprista sobre esta pregunta que nos inquietaba, sin embargo ningún reportero quiso acercarse a la Casa del Pueblo porque temía que su integridad se vea afectada por la aparición de una cola, dos orejas punteagudas, enormes dientes y uñas largas para picar una comisión.
“Yo iría, pero mi flaca me dejaría porque si bien tengo la panza de rata, aún no soy una rata. Bueno, me gusta el queso, pero no tanto como a los apristas. Más bien, dicen que si Alan se escapa en algún momento, la Fiscalía pondría un queso enorme en el aeropuerto y regresa al toque. Lo malo es que tendría que despegar del queso a otros apristas que inevitablemente cayeron con el anzuelo”, dijo uno de nuestros reporteros mientras cobraba a la PCM dos cajas de mermelada.
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