Una lástima. El esposo de Keiko Fujimori, cansado de no hacer nada durante la cuarentena por el coronavirus, se puso a buscar empleo para saber qué se siente trabajar y en un momento de mala suerte consiguió un trabajo casi a su medida. El único problema es que tenía que trabajar.
“Se trataba de un teletrabajo, un trabajo donde ni siquiera tenía que levantarse. Solo era prender la computadora, ver algunas páginas, darle clic en ciertos enlaces de publicidad y ya. Era el empleo soñado”, dijo el señor que tuvo la osadía de contratar al esposo de Keiko.
“Era el trabajo soñado por todos, pero tuvimos que despedirlo porque faltó el primer día. El segundo día, cuando lo iba a despedir, llegó tarde. Pero cuando llegó pude despedirlo, a eso de las 5 de la tarde”, agregó el empresario que ya confiará en nadie más en este mundo.
Para corroborar los hechos quisimos hablar con Mark Vito, lo llamamos unas 40 veces, pero nos dijeron que estaba durmiendo pese a que eran las 6 de la tarde. Seguiremos descansando.
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