Los ciudadanos de Lima moderna, siempre precavidos ante situaciones extremas, agotaron el papel higiénico en tiempo récord para hacerle frente a la pandemia. Un vecino miraflorino aceleró su auto para llegar rápidamente al Vivanda que está a dos cuadras de su casa. Al no encontrar papel higiénico, se llevó las boletas de compra de los demás vecinos. Totalmente ofuscado, además, arrebató las últimas servilletas que le quedaban al joven de Lima rural que atiende en el cafetín del supermercado.
Desde otro punto de la ciudad, uno de nuestros practicantes informó que en Wong de San Isidro se veía una inmensa cola de empleadas domésticas que fueron enviadas por sus patronos para comprar todo el papel higiénico que encontrasen. Si volvían con las manos vacías, serían castigadas con 5 azotes, señaló una de ellas, pobladora de Comas.
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