Nuevos detalles se vienen descubriendo conforme se acerca el estreno de Avengers: End game. El universo Marvel ha decidido pasar de país por país para hacer demostraciones in situ sobre las características de diversos personajes y armas. Al llegar al Perú, Thanos sintió verdaderamente el temor porque Sheyla Rojas podría quitarle las gemas del infinito. Espantoso.
Los integrantes de esta famosa saga se pasearon por el centro de Lima para realizar gala de sus poderes. Por ejemplo, Thor pudo alimentar de electricidad a todo Wilson con una sola descarga de su martillo durante dos días, la viuda negra pudo caminar con su Iphone por Barrios Altos sin ser asaltada, a pesar de que quisieron cogotearla, logró huir con algunos moretones.
Sin embargo, la demostración más esperada era ver los poderes del guante de Thanos con las gemas del infinito. En un primer momento, el guante falló ya que se le había quedado en la maleta del hotel una de sus partes. Felizmente, en San Jacinto se pudo acopar la parte de un vehículo.
Primero pudo desaparecer el bar de Ciro, pero a los 5 minutos lo devolvió para alegría de los borrachines que acostumbra a ir allí para autodenominarse poetas. Luego, a la distancia, desapareció el centro comercial Arenales para alegría del país, aunque lamentablemente también lo devolvió.
Se le retó a desaparecer algo más grande como el Huascarán y lo hizo. Le pidieron un reto mayor, fue al pasado y desapareció la deuda externa de Alan. Los cuidadanos quedaron pasmados ante el poder inmenso del chasquido de Thanos. Le pidieron desaparecer las coimas de Odebretch y lo hizo. Le pidieron desaparecer la contaminación ambiental en los canales de televisión y lo hizo. Le pidieron desaparecer la calva de Techito y lo hizo. Le pidieron desaparecer la pereza de Keiko y lo hizo.
Entonces, por fin, le pidieron algo mayúsculo de verdad: desaparecer la conchaza de Alan. Es de dominio público que el expresidente pasee su conchaza por twitter, por la casa del pueblo y RPP. Tiene una inmensa conchaza para lanzarse flores él mismo.
En ese momento, Thanos sintió el verdadero temor al no poder desaparecer la conchaza de Alan García. Hizo el chasquido infructuosamente. Desesperado, agitó todo el brazo y tampoco funcionó. Por último, se puso a aplaudir fuertemente y nada.
Al cierre de esta nota, muchos mecánicos de San Jacinto se ofrecían a desmantelar el guante inservible de Thanos. Terrible, oremos.
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