El hombre más veloz, después de Ezio Oliva, llega a nuestro país. Nacer en el Perú puede ser un castigo, un sufrimiento peor que tener como compañero de carpeta a Becerril, a menos que seas blanco y con plata. Por eso, en UN nos preguntamos qué sería de Bolt si hubiese aparecido en este kiosko informal llamado Perú. ¿En qué consistiría su éxito?
Bolt nacería en una zona picante del Callao, la Victoria o Tahuantinsuyo –sí, al final de Tahua hay una fuerte comunidad afro. En la escuela, probablemente le hubiesen dicho “sonríe para verte”, “negro corriendo es choro”. Solo lo dejarían participar en las actividades del salón por temor a que les robe y porque en las actuaciones le harían bailar festejo.
Como viene de cuna humilde, su máximo logro sería llegar a estudiar en la Senati mecánica automotriz. Sin embargo, su familia vería en él a un salvavidas de la precariedad en la que viven: ser deportista. A pesar de su tamaño y piernas largas, el atletismo no sería la primera opción sino la última. “Antes eres ajedecrecista, que velocista, y ahora ve y tráeme los tamales de la esquina en 5 segundos”, le diría su sabio padre.
La primera opción sería obligarlo a ser futbolista. La segunda y tercera y cuartar y quinta opción también futbolista. Entonces lo matricularía a la escuela de Paulo Hinostroza o algún otro pelotero que en los 90 salía con vedettes.
De hecho que por su estatura, sería arquero. La prensa desde su debut lo bautizaría como “El nuevo Chiquito flores”. Después de una aparición prometedora, Depor anunciaría que el Real Madrid lo quiere, que el Manchester City envió ojeadores, que es el sucesor de Neuer. Pero se iría a jugar en «Hijos de Acovinchos» la Copa Perú.
Sus amigos serían Manco o Hernán Hinostroza. Pronto lo ampayarían en una salsoteca con alguna chica reality. Las lesiones amenguarían su rendimiento físico y acabaría participando en “Esto es guerra” en vez de Diego Chávarri. Como cada integrante tiene un baile que lo caracteriza, de él sería “Jueves de pavita”.
Con más razón, nuestro Usain Bolt se impondría como un ejemplo para los adolescentes y niños: todo un ganador. Seguramente, los escándalos le llevarían a estar sentado en “El valor de la verdad” para contar sus amoríos con Melissa Klug.
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