Los peruanos acostumbran a alimentar mitos y sueños frustrados: su independencia, su fútbol y su historia. Todos los días se alimentan de noticieros con las mismas tragedias y los mismos chismes, que solo cambian de protagonistas.
Recientemente, se desató una histeria colectiva al ponerse en duda el suicidio del ex presidente Alan The Hutt. Se tejieron muchas historias sobre confabulaciones con el gobierno de turno. Se lanzaron hipótesis sobre posibles lugares en el que estaría disfrutando de las donaciones de Odebretch. Los más incrédulos lo alucinaban en la Estrella de la muerte.
Luego, organizaron marchas para que Popy abriera el ataúd o para que un héroe sin capa se inmole en una hazaña parecida. Sin embargo, los días pasaron y el rumor del escape se asentó más en el imaginario del peruano de a pie y de a Combi.
Decididos a no dejarse engañar una vez más -#NiUnMuertoFalsoMenos-, se han lanzado en una campaña para que los directivos de Marvel se sinceren y muestren el cadáver de Thanos al final de la película «Avengers: End game».
Muchos piensan que no se convirtió en polvo cuando Tony hizo el chasquido. Consideran que es una cortina de humo para tapar los posibles aportes que Odebrecht hizo a los Vengadores para construir su cuartel. Otros piensan que Odebrecht está escondiendo y protegiendo a Thanos para conseguir obras intergalácticas. Algunos especulan sobre un acuerdo entre Marvel, Soros y el gobierno peruano para crear cortinas de humo que tapen las homosexualizaciones y botellas borrachas en los colegios.
Incluso aseguran que Thanos se encuentra en París disfrutando de las riquezas que se robó de Asgard antes de destruirla. Como último recurso plantean que la UCV le realice una prueba de ADN a esas cenizas que dicen ser de Thanos y, si se comprueba que es cierto, sean exhibidas en la Casa del Pueblo.
Al cierre de esta nota, los peruanos giles planean robarle las cenizas de Thanos Marvel y lanzarlas al río Chillón, por si acaso, dicen.
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