Un premio Nobel de la Paz sin dudas se merece un vecino de San Isidro al exclamar su indignación por el asesinato de un ciudadano afro en Estados Unidos. No dudó en dedicar varios tweets como sus estados de Facebook para hacer notar su empatía con la víctima de racismo en el lejano país de Estados Unidos al que suele ir para tomar el sol en Miami.
No dudó en proponer dicho tema a la hora del té con sus compañeros de cricket: Los Miró Quesada, Rafael Rey, Francisco Tudela y toda la cream innata de El Olivar. Inmediatamente, escribieron un comunicado y esperaban la firma del científico, constitucionalista, entrenador de las Fuerzas Especiales Ginyu y periodista de Conversación, Mijael Garrido Lecca, para que sea promulgado en una bula papal que ya habían comprado con antelación.
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