El gobierno ha decidido tomar una medida drástica ante tantas personas que siguen viviendo con sus padres a los 40 años o utilizan sus propios poemas para fumar hierba.
Según el Ministro de Economía, si conseguimos que los jóvenes se dediquen a actividades y profesiones provechosas de verdad, lograremos desaparecer la desnutrición infantil, encontraremos la cura para el VIH y cáncer, nos convertiremos en un país industrial, salvaríamos al planeta del calentamiento global y juntaremos el dinero suficiente para que Mechita Aráoz y Leyla Chihuán consigan vivir dignamente.
Se ha comprobado que los egresados de Literatura se dedican a recitar poemas en el Kennedy, los antropólogos forman grupos de música fusión para tocar en las fiestas de sus amigos, mientras los sociólogos se dedican a hacer memes y administrar páginas 10 seguidores, sus amigos.
Pensando en este futuro apocalíptico, el Gobierno ha decidido prohibir las carreras de humanidades y ciencias sociales en las ferias vocacionales que visitan regularmente los colegios. «Deben pensar en sus viejitas», sentenció el presidente de la república.
Siempre se supo que construir puentes, carreteras y educar a los niños, es muchos mejor que cargar piedras y lavarse la cara con vinagre como lo hacen regularmente los universitarios de humanidades y ciencias sociales. Se espera que para dentro de 5 años, esta generación purificada de los males rojimios y terrucos, podamos ingresar a la OCDE, eliminar las brechas sociales y hacer que Alan baje la papada.
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