Sin duda, la crisis económica producto de la pandemia está golpeando a todos por igual. Hace algunos años, la excongresista Leyla Chihuán aseguró que el sueldo de congresista no cubría sus necesidades básicas como la alimentación, así que era muy común que organizara polladas para pagar la luz o comprar víveres.
En los últimos días, otra congresista ha alzado su voz de protesta producto del hambre que lleva. María Agüero, representante del vecino país de Arequipa por el Lápiz, aseguró que el sueldo de parlamentaria no le alcanza ni para el té. «Los fines de semana vendo adobo arequipeño afuera del Congreso para poder recursearme. También he llamado a los productores de Esto es guerra para que me contraten, por un sueldo mínimo no tengo miedo de caerme de 50 metros», dijo entre lágrimas la pobre mujer.
Como una luz de esperanza, ambas mujeres han fundado un comedor popular. Están recibiendo donaciones. Un rayito de luz siempre al final del túnel.
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