Manuel Mantilla, trujillano nacido en 1950, es uno de los más importantes compositores peruanos. Sus creaciones gozan de mucho éxito no solo en nuestro amado kiosko, sino también ha cruzado las fronteras; por ejemplo, en Argentina las disqueras y orquestas más importantes cuentan con composiciones del trujillano. En total, su repertorio musical está compuesto de más de 100 canciones.
Entre las más inmortales, sin duda, está “El humo del cigarrillo”, también conocida como “Pagarás”, inmortalizada por diferentes orquestas de cumbia, pero nuestra favorita es en la voz de Percy Chapoñay de Armonía 10. Escuchamos esa dos acordes de esa canción y nos provoca la sed que destruyó la carrera de Manco.
En los 80, Mantilla se enamoró de una jovencita de 19 años. Siempre se calificó a sí mismo como un “hombre que le gustan las cosas formales, porque siempre me ha gustado empezar por el amor a lo antiguo”. Llegado un año nuevo, le regaló un vestido anaranjado de gasa y un par de zapatos de taco, que ella tanto quería.
Ambos habían acordado recibir Año Nuevo en la casa de Manuel Mantilla. Él también invitó a la mamá de la muchacha para formalizar su relación. Organizó una cena y, en su casa, solo estaría su mamá, ya que sus hermanos tenían otros planes de celebración. También compró champange para celebrar al amor.
Ya eran las 11pm del 31 y no llegaba su enamorada con su mamá. La madre de Manuel decidió irse a dormir: “me despiertas cuando llegues, hijito” –las madres siempre cuidadosas de no ahondar en la herida de sus hijos. Cansado de la espera y resignado, salió a comprar unos cigarrillos a la bodega del barrio.
Al volver, observa que en la puerta de la casa de ella, estaba estacionado un auto. Dentro de él, una chica con vestido anaranjado besaba al conductor. “Quise creer que no podía ser, pero ella era”, comenta Mantilla. Enceguecido por la tristeza y la desilusión, vuelve a su casa, coge los champanes que compró, apaga las luces y sube al dormitorio de uno de su hermano Lolo.
Prendió un cigarrillo y empezó a tomar. Debido al dolor, el trago le chocó más rápidamente. Cuando se dio cuenta, estaba con la guitarra en la mano, tocando algunos acordes en La menor. En menos de 3 minutos ya había compuesto lo que su corazón gritaba en ese momento:
“Quiero ponerme a beber, un cigarrillo fumar y a la mujer que mató mis sentimientos ir a buscar: Tú no debiste jugar con mi tonto corazón, lo que has hecho con mi amor, te juro pronto vas a pagar”
La canción fue elaborada en 3 minutos. Asegura que fue compuesta más rápidamente en su vida. “Cuando la terminé, me puse a llorar en esas primeras dos estrofas y me pregunté por qué lloraba: ‘no estoy triste, no es mi llanto, es el humo del cigarrillo que me hace llorar…’. Le eché la culpa al cigarrillo y eso es lo que le gusta a la gente: ‘yo no lloro por ti, sino que el humo del cigarrillo me hace llorar’”. Destapamos una chela.
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