Doctora Sin Corazón, realmente me encuentro desesperada, desilusionada, acongojada. Ni cuando Cueva se falló el penal me sentí así, ni cuando se murió Makuko sentí tanta pena.
Resulta que tengo una relación y todo iba bien. Compartíamos momentos juntos. Nuestras familias se conocían. Lo amaba tanto que hasta el daba la alita de mi pollo a la brasa. Pero él no ha sabido valorarlo.
Después de la pandemia quedamos en formalizar nuestro compromiso. Ya teníamos planes de unirnos a una invasión en Lurin para construir nuestro nidito de amor.
Sin embargo, por la cuarentena en qué estamos, decidió descargar Tik tok. Pensé que a los dos días se daría cuenta del ridículo que hacen todos ahí, seres con poca atención que necesitan el abrazo de sus padres. Pero no.
Continúa subiendo videos. Me dan ganas de decirle que a nadie le importa ver sus playbacks, que a nadie le interesa cuando está comiendo o tomando agua, que sus bailes no son ni graciosos no elegantes, que son patéticas sus mímicas.
Yo hubiese soportado que vote por Mijael, que me sea infiel, que sea fujimorista, que le guste la cumbia barranquinasha, que tome chela con limón, lo que sea, pero no eso.
Ahora no sé cómo romper la relación sin dañar sus sentimientos y el poco amor propio que le debe quedar. Qué hago, doctora, ayúdeme.
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